VT (Víctor Torres)

Víctor Torres Guzmán, reportero gráfico de la histórica revista «Oiga», al lado izquierdo de su director Francisco Igartua, secundado por su colega Humberto Romaní, en evento de premiación. Foto: VT.
Escribe: Arístides Alvarez
Fecha: 26-06-2025
Parte I
Víctor Torres Guzmán es una leyenda del reporterismo gráfico peruano, a quién conocí en Lima durante mis años de novel redactor de policiales en la cobertura periodística de calle, de los hechos noticiosos relacionados al crimen organizado y los grupos terroristas de Sendero Luminoso (SL) y el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA) en los años ochenta.
VT, era por ese entonces, el mejor reportero gráfico de la revista “Oiga”, dirigida por un ejemplar hombre de prensa del siglo pasado, Francisco (Paco) Iguartua, quién defendió la libertad de prensa y expresión en el Perú y enfrentó con valentía los intentos de censura y cierre en épocas de dictadura militar, desde su aparición el 8 de noviembre de 1948.
Cuando llegó a “Oiga”, Torres había culminado un ciclo de tres años de trabajo en la revista “Equis X” dirigido por Ismael Frías, el discípulo peruano del líder revolucionario León Trotski, que fue expulsado de la entonces URSS para después ser asesinado en México por la GPU (la policía secreta rusa) por orden de su gobernante y oponente político, Stalin, el 20 de agosto de 1940, a través del agente español Ramón Mercader. Antes, Frías, había dirigido el vespertino diario “Ultima Hora”, llegando a superar el récord de ventas de 500 mil ejemplares. “Equis X”, en los años 70 competía en la difusión de las principales noticias del Perú con el diario “Marka”.
VT incursionó en el periodismo después de haber laborado cinco años en Foto Schell del distrito de Miraflores y recibido en Kodak una rigurosa capacitación como laboratorista de películas, reparación de cámaras fotográficas y ventas, gracias a la recomendación y amistad de su entonces cliente, Manuel Vilca, fotógrafo de la revista “Equis X”, fundada en 1975.
Durante ese tiempo, el joven Víctor Torres, consolidó sus relaciones amicales con conocidos vecinos miraflorinos pertenecientes a las Fuerzas Armadas y Policiales, la política, el mundo empresarial, deportivo y hasta religioso, cuyas casas había visitado como (quizá el primer) delivery (en Lima), llevándoles en bicicleta (de adulto) las medicinas para curar sus males desde la farmacia Belén: su primer trabajo siendo un niño de nueve años.
Cuatro años antes, él junto a su madre Mercedes, habían llegado a la capital de la República, desde el aguerrido pueblo chanca de Huancaray en Andahuaylas, tras del desmoronamiento de las prósperas haciendas y terruño de grandes personajes como el escritor José María Arguedas, Chabuca Granda y Alberto Quintanilla, por obra de la reforma agraria de Velasco.

Confeso admirador de paisano, el escritor José María Arguedas, VT posa en singular retrato. Foto: VT.
Era el 5 de noviembre de 1980 y estaba recientemente casado, cuando VT visitó por primera vez el local de “Oiga” ubicado en la cuadra 9 de la calle Chinchón en el corazón de San Isidro. Llegó en busca de un puesto de trabajo por intermedio de su amigo, el fotógrafo Humberto Romaní, quien intercedió ante el conocido JR (Jesús Reyes), subdirector de la revista, y éste le respondió “que venga el lunes”. Torres, -por recomendación de Romaní- regresó al día siguiente (sábado) para conocer in situ el proceso del cierre de edición. El lunes siguiente, VT se incorporó al plantel de fotógrafos de la histórica revista que desde 1978 había renacido como el ave fénix luego de haber sufrido dos clausuras, y el encarcelamiento y exilio de Igartua. Fue su tercer intento. El primer y segundo, lo realizó a la revista Caretas y al diario La República, pero no encontró en el lugar a sus amigos Carlos Bendezú y Raúl Sagastegui, respectivamente.
En “Oiga”, Víctor Torres destacó rápidamente y el propio Igartua, a quién recién conoció una semana después en su oficina del segundo piso, reconoció su trabajo, al punto de llamarlo reiteradamente durante el cierre de la revista para encontrar la foto de algún personaje. Allí, conoció a los amigos y colaboradores de la revista, encontrándose entre ellos a varios reconocidos vecinos de Miraflores.
La década de los ochenta fue un proceso de cambios en el Perú, que se inició con la recuperación de la democracia tras doce años de dictatura militar, en cuyo mandato Sendero Luminoso inició el 17 de mayo la lucha armada contra el Estado, destruyendo en el pueblo ayacuchano de Chuschi las ánforas de las elecciones generales que ganó por segunda vez Fernando Belaunde Terry. En las siguientes horas, VT acompañado del redactor Pablo Pinedo estuvo en el lugar y registró el primer atentado terrorista, viajando cuatro horas en un vehículo alquilado y gracias a un salvoconducto para ingresar a la zona de emergencia (guerra). ¿Cómo obtuvo el permiso?, es una historia aparte. El reportaje de “Oiga” recibió la felicitación de un diario inglés y la foto fue incluida en el libro “Sendero” del periodista Gustavo Gorriti.

VT registrando en fotos el primer atentado terrorista de SL en Chuschi, lejano pueblo ayacuchano. «Aquí comenzó» fue el titular del reportaje de Pablo Pinedo. Ambos, valientes hombres de prensa de la revista «Oiga». Foto: VT y composición replica.pe.
En 1985, llegó a Palacio de Gobierno, el ex diputado aprista Alan García Pérez. Los dos primeros años eran de felicidad nacional, hasta que el 28 de julio de 1987 en su mensaje a la nación del 28 de julio anunció la “estatización de la banca, las compañías de seguros y las financieras” llegando a despertar demonios, y marcando un antes y un después de su gobierno populista.

El anuncio de la estatización de la banca por Alan García significó la caída de su popularidad y el inicio de una crisis política, económica y social. El ingreso a los bancos fue usando la fuerza pública. Foto: Composición replica.pe
Los banqueros y representantes de la derecha del país rechazaron inmediatamente la medida de expropiación. Días después, en su rechazo el escritor Mario Vargas Llosa escribió un artículo “Hacia el Perú totalitario” en el diario El Comercio, que inflamó la llama de la protesta en las calles y sin querer queriendo, MVLL terminó encumbrado como su vocero y mejor defensor, coincidentemente en la misma dirección de apoyo ciudadano de sus íntimos amigos Freddy Cooper, Miguel Cruchaga, Luis Miró Quesada y el pintor Fernando de Szyszlo, con quienes en conjunto tomaron la decisión de redactar un manifiesto que fue leído por él en la televisión y publicado en los diarios advirtiendo la consecuencia: “el fin de la libertad de expresión y de la democracia”.
Alan García movilizó sin éxito a las huestes apristas para intentar contrarrestar las protestas en el país. La izquierda peruana se sumó en apoyo.
Mención aparte, García enfrentaba una crisis debido al descubrimiento por “Oiga” de prácticas de espionaje en su gobierno y del rostro del jefe del Servicio de Inteligencia del Ejército (SIN) responsable, el general Edwin “Cucharita” Díaz, quien fue llevado a comparecer ante una comisión investigadora de la Cámara de Diputados presidido por Héctor Vargas Haya. La primera foto de “Cucharita” y durante el Congreso fueron primicias de VT.

De civil, el poderoso jefe del SIN, general EP Edwin «Cucharita» Díaz, fue conocido públicamente por primera vez siendo interrogado por comisión investigadora del Congreso. Foto: VT.
Otra, exclusiva fue la foto de Alan García y Manuel Antonio Noriega, dictador panameño en un salón de la Escuela Militar de Chorrillos donde fue condecorado por el primero pese al escándalo de un millonario tráfico de armas en el barco “Pía Vesta”. Noriega fue derrocado el 20 de diciembre de 1989 durante la ejecución de una invasión militar estadounidense y detenido bajo cargos de lavado de activos, narcotráfico y vínculos con el capo colombiano Pablo Escobar.

Risueños, dictador panameño Antonio Noriega y entonces presidente Alan García Pérez, acompañado de la cúpula militar peruana que observa sin chistar. Foto: VT.